Ayudado por el parón navideño y las dos semanas que
afortunadamente he podido pasar en “Tierra Santa”, mi cuerpo ha experimentado
lo que se conoce como exceso de entrenamiento. 6 semanas entrenando 6 días a la
semana motivaron que mi cuerpo hablara.
Y ¿cómo lo hace? Pues afortunadamente
lo ha hecho de la mejor forma que podía hacerlo. Mostrando apatía ante el
entrenamiento, sobrecarga muscular e implicando a la mente para que motivara un
descanso. La otra forma que tiene el cuerpo de decir basta es una lesión, así
que al menos, he de sentirme “suertudo”.
De todas formas nunca paré. No he dejado de salir días
sueltos y hacer rodajes muy suaves. Cada zancada cuenta. Esta semana pasada ya
he retomado los entrenos, aunque he cumplido con 3 de los 6 entrenamientos
previsto para la semana 8. Uno de ellos, por primera vez, he de dejarlo a
medias, pero se trataban de 4 series de 3000 entre 4’35’’-4’50’’, y no estaba
el horno para bollos.
Lo último ha sido la tirada de ayer, que os contaré en una
entrada al respecto.
Es bueno estar de vuelta. Ahora la mente puesta en el
próximo domingo. Muchísimas ilusiones puestas en la media maratón de Santa
Pola.
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