lunes, 13 de enero de 2014

Resumen de Semana 8. De como casi tiro la toalla y salgo victorioso en el intento.

La semana en general ha sido una vuelta evolutiva y progresiva a la dinámica de trabajo. Como ya he dicho en el anterior post, creo que mi cuerpo a experimentado un sobre entrenamiento, y me puso las cartas sobre la mesa, de manera que la semana pasada he ido renganchándome al plan. 

De todas formas el primer día, el martes, volví a pecar de pardillo, y lo que debía ser un entreno muy suave, lo convertí en un rodaje quizá un poco excesivo, plantándome en los 50 minutos en torno a los 5'x1000, 160 ppm. Aunque no terminé excesivamente exhausto, a priori me había auto-convencido de que sería un simple trote, para ir asentando la maquinaria, pero ya ves, no aprendo

Sobre todo de cara al miércoles, para el que había previsto 4 series de 3000m a 4'35''-4'50'' los 1000. Como no podía ser de otra forma, bajé incluso de los 4'35'' en la primera (156ppm), y esto condicionó el resto del entreno, pudiendo completar sólo una serie más al mismo ritmo y pulsaciones, y siendo la última que realizaría, convirtiéndose en el primer entreno que dejo a medias desde que comencé esta historia. Un desastre.

Mi frustración fue mayúscula, y la diversidad de barbaridades que se me pasaron por la cabeza ya no cabe ni escribirlas, pero acabé muy jodido mentalmente. Comencé a plantearme las verdaderas posibilidades de éxito sobre la meta planteada al inicio, y si sería el momento de replanificar el resto del plan de entrenamiento. 

Decidí volver a darme un par de días, así que no salí ni Jueves ni Viernes. Estos dos días me vinieron que ni pintados. Pero no sólo de cara a la semana, sino para el futuro más inmediato. Valoré todo lo sufrido hasta el momento y el relativo tiempo que aún queda para intentar el objetivo. Me marqué un plan inmediato, a días vista. Finalizar la semana de la manera más coherente posible y establecer objetivos muy inmediatos. Así pues, decidí salir 45 minutos el sábado, a ritmo muy cómodo para afrontar un test de resistencia el domingo, que de hecho, era lo previsto en el plan. 2H30' de rodaje.

Así pues el domingo me levanté temprano pero sin madrugar, desayuné ligero e hice tiempo para salir con buena temperatura. Así que a las 11 estaba en marcha. Puse rumbo al paseo marítimo y no abandonaría la línea de mar hasta prácticamente llegar a Campello. Hacía un día maravilloso, con mucha gente de paseo e incluso algún que otro bañista. Cuando salí rondaban los 20 grados y no hacía nada de aire. 

Me encontraba muy cómodo, rondando a un ritmo controlado que por momentos me resultaba muy lento. Rodar a estos ritmos me cuesta, y llego a sufrir, e irremediable e inconscientemente acabo alegrando el paso. Subí perfectamente la Avda. de Villajoyosa y me introduje por San Juan bastante motivado. Cuando el crono marcó la hora y quince minutos exactos me volví.

Estuve pendiente de la zona de paso a la hora y 30 minutos, no sé, por sacar referencias. Luego pude comprobar en el google maps (sigo sin tecnología punta, pero esto va a cambiar muy pronto, lo que tarde en llegar mi amigo Nacho el próximo Viernes, para la MM de Santa Pola, que me trae mi regalo de Reyes) que con ese tiempo pasé aproximadamente por el kilómetro 19 (algo más), lo cual nos arroja, así, a bote pronto, dos lecturas muy evidentes.

Que pinta bien el marcar un buen registro en la media maratón, pero que tardé casi una hora en completar los 9 kilómetros y pico que restaban. Paré el crono en 2H22' e hice 28 Km. La media de pulsaciones fue de 154 ppm.

A partir de 1H45' comencé a notar los kilómetros. Sentí como irremediablemente aminoraba el ritmo y como los isquiotibiales me llamaban por mi nombre. Todavía me quedaba remontar hasta la Albufereta y descender la Avda. de Villajoyosa, hasta encontrar de nuevo el nivel en el paseo marítimo, ya en Alicante.

Pero bien, aunque la paliza había sido considerable, y el cansancio enorme, sentí la satisfacción de un entreno hecho en justa medida. Quizá no tenía que haber estirado tanto la distancia, pero quizá esto me sirvió para controlar mi cabeza con respecto al ritmo, que parece que últimamente se obsesiona con esto último, en contraprestación de establecer ritmos más cómodos en distancias largas. 

Tirando de la filosofía que decidí seguir, hoy he descansado y afrontamos una semana interesante, que finaliza en competición de 21 Km y que está abogada a significar una vuelta a la senda correcta. 

Así, que como cada zancada cuenta, no daré ni una por errónea, porque de todas hemos de aprender, incluso de las que nos sacan la parte más humana del gladiador que llevamos dentro.

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