Esta segunda
semana he podido constatar 2 estados totalmente contrapuestos.
Un arranque de
semana con las pilas aún muy cargadas, con una sensación de estar acometiendo esfuerzos
muy por debajo de lo posible y completando los primeros rodajes con excesiva
entereza.
Y por otro lado, un final de semana donde la planificación de la jornada
de descanso (sábado) denota que es una planificación bien estudiada, habida
cuenta de la merma de energía a esas alturas.
En general muy
buenas sensaciones. La progresión de la semana, independientemente de la lógica
sensación de cansancio, creo que podemos definirla como adecuada. En esta
segunda semana he comenzado con el control de pulsaciones y la verdad, aunque
he comprobado que según el entreno aún están por encima de lo deseable,
entiendo que todavía debe ser así.
Las series del
martes las afronté muy entero. Como ya plasmé en la crónica del día, quise
probarme por encima de lo exigido, y me encontré cómodo. También descubrí que no
es recomendable abusar de este tipo de experimentos. La semana es muy larga, y
si bien puedes encontrarte fuerte a esas alturas, conviene reservar fuerzas
para completar el ciclo.
Las series del
jueves muy bien. Aunque al arrancar ese entreno estuve a punto de abandonar y
tomarlo de descanso, luego pude completar las 6 series clavando los 1000 mtrs a
los 5’ de cada una de ellas, incluso ganando 5-10 segundos en las 2 últimas.
Y los rodajes ya
sabéis, trabajando a ritmo extensivo. Todavía me cuesta rodar más lento de lo
que el cuerpo me pide, pero estoy aprendiendo a dejar la tralla para la tirada
del domingo, que en el caso de esta semana ha resultado muy gratificante,
rodando en los tiempos exigidos y finalizando con entereza (aunque hay que
bajar las pulsaciones, que aún estaban entre 150-165 ppm).
Todavía hay mucho
camino por delante, pero al final está la meta. Por eso hay que saber que cada
zancada cuenta, aunque queden muchas….
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